Apareció sin avisar
sin ninguna compasión,
se llevó con ella almas
sin dejarlas ni siquiera decir adiós.
Cuantos destrozos
cuantos hogares arrasó,
acompañado de mil lágrimas
más fuerza le provocó.
Una niña con la mirada fija
levantaba lentamente la mano,
¿qué hacía?
le decía: -Hasta otra hermano.
Familias destrozadas
con las manos manchadas,
con los corazones secos
y su vida empapada.
Nadie sabe lo que pueda pasar
tal vez hoy o tal vez mañana,
hay que aprovechar la vida
sin retroceder por nada.
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